LA CUARTILLA DE LA MESILLA: UN DETALLE PARA EL BELL CANTO
LA
CUARTILLA DE LA MESILLA: UN DETALLE PARA EL BELL CANTO
Este
pasado mes de diciembre de 2016, en la Feria del Ateneo, de la cual ya queda
poco de aquella famosa de otros años donde no había penosos exilios ni
destrucción cultural ni dominación ideológica en nombre del “amor” como se le
llama ahora en Venezuela. En ese lugar decembrino, adquirí casi como por arte
de magia, muy escondido en una de los puestos de venta una bellísima colección
de tres(3) discos compactos dedicados a la compilación de música y arias de
ópera de tres grandes sopranos de su tiempo, desde 1917 a 1935: Eide Norena,
Amelita Galli y Rosa Poncelle, editados y remasterizados en el año 1991 por la
marca Nimbus Record; creo que estaban allí, de primeros en la pila de discos
infinitos, tal vez desdeñados por lo poco conocido e ignorado bell canto clásico en las nuevas generaciones y por la ausencia definitiva del artístico
espectáculo en nuestras salas de teatro, ya ocupadas de las necesidades de esta
suerte de soviets que nos han secuestrado las más hermosas y heroicas voces; en
particular, de los tres, todos magníficos testimonios del verdadero “amor” a
las artes, quisiera destacar las deliciosas interpretaciones y ejecuciones de
la soprano norteamericana Eide Norena, cuyas grabaciones tienen por fechas de
1930 a 1934, grabaciones históricas y de colección sin duda; llamaron mi
atención dos canciones operísticas románticas francesas de Gabriel Fauré, Apres un Réve(después de un
sueño) y Claire de Lune (Claro de Luna) registradas en 1933 y 1934,
delicadísima prosa convertida en notas musicales y en la más melodiosa y mágica
coloratura de Eide, quien a través de su canto nos hace imaginar el peregrinaje
y fiestas de primavera que inspiraron a Fauré, fiel a la poesía de Verlaine y
también objeto de las más bellas expresiones pictóricas atribuidas a Antoine
Watteau y colorido homenaje a la Francia
dieciochesca , así como las dulzuras y misterios de una noche de sueños que vuelven a la mente
dormida; vemos pues, cómo permanece la exquisitez de la ópera a pesar del
avance del tiempo, del olvido, del desprecio y de las nuevas tendencias que marcan al mundo;
una visión permanente y eterna de la música,
apreciada a través de un poderoso prisma que combina los sentimientos
tormentosos y riqueza interior de sus
compositores y la entrega fiel y total de sus intérpretes.
JUAN
CARLOS COLMENARES ZULETA Caracas, 20
Febrero 2017.
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