LA CUARTILLA DE LA MESILLA: MODA Y ESTILO EN VENEZUELA ¿ SECUESTRADAS POR LA INSEGURIDAD?



LA CUARTILLA DE LA MESILLA: MODA Y ESTILO EN VENEZUELA  ¿SECUESTRADAS POR LA INSEGURIDAD?
Pareciera que se trata de un tema lleno de superficialidad o chiché poco apropiados para conversar , debatir o denunciar por parte de los ciudadanos, sin embargo, desde la mesilla como habitualmente les escribo y publico luego, vemos que un tema para muchos intrascendente salvo para diseñadores y embajadores de la alta costura y pasarelas rutilantes, no deja de sorprendernos por sus drásticos cambios ocurridos en Venezuela a los estilos  de moda exhibidas por hombres y mujeres en los últimos tiempos; al sentarme en la mesilla uno de estos atormentados días que corremos todos, pudimos  ver en forma indistinta a hombres y mujeres, no sin estar ataviados fuera de moda, sí apreciamos un creciente fervor por la informalidad en su vestir y hasta en un poco afortunado combinado de piezas y elementos; tal vez muchos, no sin razón señalan que tales hechos se deben a que ya no son valores a seguir en la actual sociedad más proclive a saciar sus necesidades en procura de alimentos y medicinas, antes de ceñirse unos espectaculares jeans o de un traje a la medida o unos calzados de lujo para todas las clases sociales  que era antes un escenario común; razones prácticas, de economía de gasto, de carencia de recursos para adquirirlos  o simplemente falta de motivación y tiempo libre para hacer las selecciones a cada ocasión. Quien escribe conoció y vio en persona otros tiempos en los cuales, a lo largo de la emblemática Avenida Universidad de Caracas, plena de bancos nacionales, privados y extranjeros, grandes torres de oficinas, franquicias, ministerios  y demás fuentes de negocios de esos años 80 y 90 del siglo XX , desfilaban por las grandes aceras, bastante  cuidadas y limpias en su mayoría, sinnúmero de damas y caballeros enfundados en traje y corbata ellos y talleres de saco y falda ajustada y tacones mocasines ellas, con impecables medias que sobresalían con su “caminaito venezolano” que decimos; era un ambiente de formalidad por decir, casi subyugante que invitaba a la imaginación por igual en ambos personajes que  podían  apreciar el gusto y dictado en general de los cánones de estilo en un mundo apenas globalizado y nada conectado a una red social o dron observador desde el cielo como ahora. No obstante ello, las calles ya no son las mismas y, más allá de estas consideraciones, la moda ha cedido a la inseguridad, tal vez como uno de sus más representativos rehenes secuestrados en la Venezuela de hoy; constantemente escuchamos y leemos en redes sociales, correos electrónicos, entrevistas y demás, a criminólogos y especialistas en seguridad y protección, advirtiendo a los ciudadanos en Venezuela  que, en razón de preservar su vida e integridad física y psíquica, deben renunciar a sus libertades individuales no solo  relacionados con el manejo de celulares inteligentes, equipos electrónicos y costosísimas joyas, cadenas y relojes, sino que hasta la libertad de escoger cómo vestir y qué lucir, han sucumbido frente a la trinchera obligada del “bajo perfil”, pocos caballeros en horas y días hábiles se pueden ver circulando y caminando con indumentaria formal (de antes que se decía entre abogados por ejemplo, lunes a jueves formales y viernes informales) para atreverse a acudir a una oficina o despacho o ministerio en chaquetas o saco sin corbata o jean oscuro, solo al final de la  semana laboral, códigos rígidos e inflexibles que señalaba el convencionalismo  social de antes; no imagino a mi padre difunto acudir hoy  a una oficina en un conflictivo y asustadizo día lunes por ejemplo ataviado con algún jeans azul desteñido y camisa larga entallada sencilla para cumplir con su jornada laboral, quizás hasta con alguna  rojilla franela con gorrita y todo en los tiempos lamentables que vivimos ; quienes somos abogados de esa vieja época como quien escribe, nos decían que no podían presentarse los abogados(hombres y mujeres) vestidos de paisano sin la forma exigida, sin corbata los hombres por ejemplo en los despachos judiciales,  escenarios del pasado, no solo por confort y comodidad o por no poder lucir alguna corbata Armani o Buitton (salvo los sujetos que ya conocemos), sino  por no terminar asaltado, robado, herido o asesinado;  la moda está encogida y arrinconada en la habitación pervertida del miedo social ; decía un amigo colega hace tiempo que las cargas impositivas(los impuestos)  que iban imponiendo el Gobierno  a los ciudadanos buscaban castigar el éxito personal, hoy decimos  que la ausencia de poder e instituciones también han venido imponiendo, más allá de castigos al éxito,  un veto y un cepo inclusive hasta en la forma de vestir y andar en esta atribulada Venezuela.
JUAN CARLOS COLMENARES ZULETA

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