ANECDOTARIO DE LOS CUARENTA AÑOS DE GRADUADO 1981 2021
UN RECURSO JERÁRQUICO Y LAS ALTURAS DEL PODER
Año 2006, un excelente amigo mío, surgido
también de esas múltiples horas de clases universitarias, me refirió un caso,
se trataba de un alto funcionario (un cargo de registrador) a quien el SENIAT
había abierto y concluido un procedimiento de fiscalización con la consecuente
notificación de una Resolución de Sumario Administrativo por un monto bastante
significativo para la época, en materia de impuesto sobre la renta, es decir, a
su declaración de rentas del ejercicio fiscal 2005; por vía de correo
electrónico me hizo llegar las actuaciones administrativas para mi
consideración, diagnóstico y posterior evaluación de las probabilidades de
ejercer una oportuna y eficaz defensa mediante los recursos que concede la
ley(en este caso el Código Orgánico Tributario) a los contribuyentes; en una
primera observación, resultaba evidente que tales actuaciones estaban llenas de
fallos tanto de fondo como de forma, más los de fondo en particular, por lo
que, luego de leer el conjunto de legajos y anexos, consideré posible el
ejercicio de un recurso jerárquico tributario, dado que, para el Código vigente
de la época, esa factible aun solicitar suspensión de efectos y otras ventajas
que proporcionada entonces la ley adjetiva. Avisé al amigo de las resultas y de
inmediato facilitó una reunión con la persona (el justiciable) para tratar el
asunto, las observaciones, las probabilidades y el presupuesto de servicios
profesionales. En efecto, se fijó la reunión para un día viernes, en concreto
sobre las 11am, me llegué hasta esas oficinas, al salir de mis clases en la
UCV, esperé en el entorno de aquella oficina de registro, atestada de gente,
con inmenso calor y con aires muy hostiles en verdad. La persona sale a mi
encuentro, una joven señora muy delgada y bien vestida, me invitó a pasar a su
despacho, grande, espacioso, lleno de expedientes y papeles en torres muy
grandes; una de esas computadoras barrigonas de la época sobresalía de entre
tanto caos, me senté y mientras ella tomaba una llamada de celular ,observé que
esta oficina estaba literalmente forrada de las imágenes de aquel innombrable
que tanto daño hizo y sigue haciendo a este atribulado país; fotos, rostros,
muñecos, móviles colgantes peor que el museo donde encerraron a Anabel( la
muñeca). Amablemente luego me contó del caso, que necesitaba ejercer alguna
defensa jurídica, que pese a ser abogado desconocía el procedimiento y que
solicitaba de mi la asistencia en su ejercicio oportuno, en ese momento le
expliqué la situación, la vía que se podía ejercer, la estrategia de defensa
que había considerado y el estimado de honorarios profesionales por la
ejecución de las tareas , a lo que asintió sin preguntas, extendiéndome el
total del monto (yo había solicitado solo un anticipo), formulándome una
observación: de que no figurara ningún otro nombre en el escrito que no fuere el
de ella misma, a lo que me negué y hasta
le advertí ya que la identificación del profesional que la asistía era
requisito de admisión del escrito en cuestión. Concluyó la reunión, y
concertamos la próxima reunión unos pocos días después (dentro de los lapsos
legales) para que la clienta pudiere apreciar el escrito y la defensa trazada,
así se hizo, y le volví a advertir esta vez que el plazo no era prorrogable y
si dejaba que venciese lo declararían extemporáneo, ya en esa última visita
pareció sugerir, no con mucha claridad, que ya estaba “hablando” con las
autoridades vinculadas sobre el asunto, bueno, después de todo, siendo ese
personaje no me extrañaría jamás el torrente de tráfico de influencias que se
desataría, yo había cumplido con el trabajo de manera jurídica, técnica y
honesta. Me marché después, y fue así que paso alrededor de año y medio sin
noticias de la clienta, ya que no podía ejercer representación pues no me había
conferido poder para ello. Tiempo después, haciendo unas diligencias en un
centro comercial, a lo largo de uno de sus pasillos de repente escucho que
gritan. Doctor, doctor, doctor,,, volteo y veo a un señor que reconocí como
mensajero de notificación de actos administrativos del SENIAT (entonces no
proliferaba la notificación electrónica) quien me alcanzó y muy impactado me
relataba si ya sabía la noticia, cual noticia dije? que el recurso
administrativo ejercido por la cliente había sido admitido, sustanciado y
resuelto a favor de ésta, declarándose nula la Resolución de Sumario, y que
había leído con detalle la resolución que decidió el recurso y de la motivación
manejada a tal fin, quería decir, que este funcionario regresaba de algún sitio
luego de notificar la Resolución en cuestión; nos despedimos, le agradecí los
comentarios, me quedé pensando y recordando aquel rostro de esa persona e
imaginé su contentura al haber recibido tal resultado, pero asimismo reflexioné
que la motivación de la Resolución de Sumario que se impugnó era exactamente
igual a otro caso que tuve en el mismo tiempo pero de otra persona menos
destacable y menos evidentemente envuelta en ese halo de oscuridad que no tuvo
la misma suerte, ya que se alegaron las mismas defensas y las mismas
estrategias trazadas, siendo declarado sin lugar el recurso y confirmado el
acto recurrido. Definitivamente, las furias y las moiras de rostro malévolo,
habían revoloteado en las alturas del ejercicio del poder para que aquella
clienta obtuviere su victoria, y entonces volví la mente al escrito que
estructuré, analicé y ejercité en pro de la justiciable, no había reproche
alguno, el trabajo impecable estaba ejecutado, la conciencia reposó por fin.
Comentarios
Publicar un comentario