ANECDOTARIO DE LOS CUARENTA AÑOS DE GRADUADO 1981 2021
DISERTANDO EN LA AVDT POR VEZ PRIMERA
Finalizaba el Año 1989, lleno de muchos
presagios, algunos no tan buenos, otros que lucían inseguros; para ese
entonces, ya me encontraba culminando la elaboración de mi primer libro
jurídico-tributario que ya he relatado en otro anecdotario a propósito de mi 40
aniversario de bodas profesionales-, y que vería la luz al año siguiente; me
embargaban muchos sentimientos encontrados; por una parte, la ya tomada
decisión de separarme de la Contraloría General de la República después de
diez(10) años de trabajo y también, por qué no decirlo, de experiencia y
conocimientos acumulados en ambientes tal vez muy cuestionados, pero en
definitiva, saberes llegados como academia detestada, y por la otra, la
legitima necesidad de hacerme a mí mismo, no seguir siendo copia de los demás o
instrumento intelectual de otros, y es así como, luego de haberme incorporado
como miembro de número de la ASOCIACION VENEZOLANA DE DERECHO TRIBUTARIO AVDT,
se abren las III JORNADAS VENEZOLANAS DE DERECHO TRIBUTARIO, a las cuales, ya tenía
el deseo intenso de asistir en calidad de ponente ( así se lo había comentado a
mi tutor del momento- a quien ya referí en otro anecdotario de este recuento,
la nota más triste por cierto que escrito -); incluso, ya en ese año, en el
verano, había tomado vacaciones y había
viajado no sin antes dejar terminado el texto
de mi ponencia y consignado en físico y en los juegos señalados en las bases (
no teníamos como ahora correos electrónicos, redes, nubes etc) , mi tema EL IMPUESTO SOBRE
SUCESIONES Y LAS REFORMAS NECESARIAS EN LOS PROCEDIMIENTOS PARA SU RECAUDACIÓN,
que yo mismo sugerí luego del análisis de temas y su incidencia sobre los
puntos a discutir en la agenda del evento. Así fue como llegó el mes de noviembre
de 1989, se alistaban las esperadas jornadas , se entregó el material (ahora se
descarga de la página web de la AVDT), en el tomo único, mi nombre por vez
primera en una ocasión semejante, junto a otros nombres de profesores y
especialistas, un honor para mí, para aquel jovencísimo abogado de escasos 31 o
32 años, y con solo siete años de graduado en la UCAB; un compañero y gran
amigo de ese tiempo (ahora difunto) leyó el índice del tomo y le molestó el
hecho que yo figurara como “enviado” por la Contraloría, cuando ni siquiera me
habían concedido alguna gratificación o prima alguna por participar, siendo
ponente; en ese momento no me importó esta observación, no estaba en mi mente
esa apreciación que juzgue superficial, pues solo quería ir…y exponer…nada más.
El sentido práctico de la vida se alzaría años después. Para ese día compré un
hermoso traje con todo el complemento; mi imagen trascendería, ya no hablaría
de prestado, ya no me censurarían lo escrito, solo lo criticarían, eso pensaba. Se celebraron en los salones del
desaparecido HOTEL CARACAS HILTON; me llegó el turno de palabra, sobre las
10.00am o 1030am, era la primera vez que hablaba al gran público de galería,
arriba se siente tan diferente, ojos escrutadores, las primeras filas, atentas,
las lejanas advirtiendo mi presencia, me parecía que una mano gélida tocaba mi
nuca repetidas veces, expuse en el tiempo reglamentario que asignan a cada
expositor –hoy es un reloj del Smartphone o Iphone estresante aún más-; mi
tema, bastante pro fiscalista, por ello había murmullos en las conclusiones y
recomendaciones (pasarían muchos años oyendo frente mi muchos murmullos), sonaron los aplausos,
los primeros hacía mí, los primeros de
mi vida en un acto de esa naturaleza, no sé si aplaudían las ideas o la osadía
de pararse allí a disertar, juventud atrevida dirían algunos; recuerdo que en
la primera fila escuchaba atenta una excelente magistrada y profesora del
postgrado de ese entonces (hoy fallecida) Concluí , sonó el mediodía, fui a
almorzar en el mismo sitio, a la desaparecida y famosa COTA 880 del HILTON, junto
a una compañera y excelente amiga del
postgrado que aun comenzábamos a estudiar en la UCV; entre lo que comíamos, me
felicitaba ampliamente por mi participación y ponencia; yo creo que no
saboreaba nada, pues tenía las manos heladas; debíamos regresar a las 1,30pm, tenía
que subir de nuevo al podio a ratificar
en apenas cinco(5) minutos lo expuesto, y esperar las preguntas del público que
en ese protocolo anterior se hacía de
pie ante un micrófono en medio de la sala por parte de los asistentes; me sentí en un tribunal popular
revolucionario pues hasta se me acusó de no pensar en los padres de familia con
esas “recomendaciones” que proponía; otras intervenciones fueron más amables tal
vez, dado el polémico tema del impuesto, con tantos detractores en la sala;
concluía el evento al final de esa tarde, se publicaban las recomendaciones de
los diversos textos y propuestas, eran
ya las 600pm cuando salí del sitio, con sentimientos más encontrados de cuando
decidí participar, sin duda, había dado
el primer paso hacia lo que vendría con los años, frente al público que me
escucharía y que todavía me escucha bajo las videollamadas
y las redes de ahora; vendría la alegría del libro y la compensación de esos
miedos tenidos en esas jornadas, vendrían otros episodios , otras jornadas de
la AVDT conmigo como ponente de nuevo subido al podio y otros actores en mi
independencia profesional que ya se asomaba en el horizonte de aquel final de
década anunciando los años noventa de siglo xx.
Comentarios
Publicar un comentario