ANECDOTARIO DE LOS CUARENTA AÑOS DE GRADUADO 1981 2021

 

JUBILACIÓN EN EL POSTGRADO UCV TRAS 25 AÑOS   (LA ÚLTIMA CLASE Y LO VETUSTO)

     En el año 2016, bajo la conducción de un coordinador de la Especialización en Derecho Tributario quien siempre me distinguió y colaboró conmigo en esos últimos años( ironías del destino pues muchos años atrás fue directivo del organismo en el cual trabajé por diez años),  impartí clases, no sólo en mi cátedra fundamental, imposición directa II(las sucesiones y donaciones, mi niña consentida en palabras de una querida alumna hoy en el exterior de Venezuela) ,  sino en otras electivas como el IVA y en otras asignaturas de carácter obligatorio como la imposición directa I que había tenido poco tiempo antes una importante baja, un sentido fallecimiento. En ese mismo año, contrario a mis propios sentimientos y anhelos de esos años, cuando ni siquiera me gustaba que no fueran a abrir las materias en las programaciones de semestre para impedir estar en la universidad, en ese año 2016 mostraba cierto cansancio, no solo físico, cuestión natural, sino un cansancio psíquico e intelectual pues me preguntaba a mí mismo, preocupado, si mi mensaje estaba llegando a los alumnos; comenzaba a disminuir la cantidad de participantes, la crisis económica y social agobiaban y aún agobian a una atribulada y saqueada UCV, la inseguridad se campeaba con los intereses espirituales del saber y la enseñanza( así de bonito estaba definida la universidad en su ley de creación), la actitud del alumnado ya no era la misma que hace décadas atrás cuando comencé, las expectativas parece que se transformaron en una masa de indiferencia en muchos casos, y en un lento pero serpenteante escepticismo-y hasta sarcasmos-, que era la línea habitual de seguimiento en esos tiempos universitarios; pensé  ¿ya no les era útil lo que se enseñaba? ¿Que una cosa eran las exposiciones del deber ser, y  …el ser… de allá afuera? Conversando asimismo con otros profesores, y por intermediación de alguno de ellos en sus consejos, me di cuenta que estaba ya por cumplir los 25 años de trabajo docente en la UCV y que en 2018 alcanzaría la edad, para el retiro por jubilación; esa palabra me hacía escuchar el eco de mi padre QEPD, quien en su tiempo, al llegarle la jubilación que solicito tras 42 años al servicio del MH, le daba temor el quedarse sin sus rutinas de trabajo, que para nada las  interrumpió  ya que estuvo activo y con salud por unos cuantos años más. En 2017 solicité, por vez primera, algo que nunca había pedido, un período sabático como así se llama, para reflexionar y poner a mi alma inquieta a descansar y meditar con dios y con las expectativas que me rodeaban; llegó entonces 2018 y en Enero formalmente solicité mi beneficio de jubilación que al fin, luego de varios meses, la Dirección de Asesoría Jurídica me la concedió en un dictamen de noviembre de 2018, yo ya había estado de receso de la actividad durante la segunda mitad del año 2017(año fuerte ése para Venezuela), y mi último curso fue el del período académico  Febrero 2018 a Julio 2018; cuatro últimos alumnos( cuando adiestré a más de cincuenta alumnos en el pasado);  fue mi último curso de imposición directa II que dictaba, en julio me despedía de todo: personas, alumnos, salones, patios, horas de pensamientos y fuertes deseos entre éxitos y fracasos(pocos éstos); decía ese adiós en ese julio de verano, cuando una de las estudiantes( todos cumplidores de sus tareas y exposiciones) al final me dijo algo que aún resuena en mi mente:  “ profesor,  como conclusión de lo que he investigado del tema que me tocó trabajar  (las normas anti-elusivas del impuesto de sucesiones) veo que la fiscalidad internacional ya sobrepasó todas estas instituciones que lucen ya vetustas…” . Lo vetusto  es lo viejo, lo que poco ya sirve; no dijo nada malo ni nada desacertado ni ofensivo, era la realidad de las instituciones jurídicas que como los techos de los pasillos de la querida UCV están sucumbiendo ante el abandono de las autoridades y de los gobiernos. Salí esa mañana, ya sobre las 900am  por última vez casualmente del mismo salón donde un día de 1991 comencé esta magnífica carrera que se cerraba para siempre. Yo hice algunas propuestas para que se designara a mi sucesor, poca gente se  mostró dispuesta, algunos salieron rápido del país casi en huida,  un joven abogado conocido me acepto el testigo, se entrevistó,  gustó y hasta lo incluyeron en las ternas de profesores para el inicio del semestre 2019, lamentablemente sucedieron varios tropiezos: poca matrícula de estudiantes, problemas de inseguridad que eran perennes y comentarios adversos de personas que pronto se atrevían a descalificar sin razón ni motivación  y una última, el covid19 y sus consecuencias conocidas. Ignoro quien se hará cargo de mi niña consentida y de las otras de mi jardín (las asignaturas llorosas desde las ventanas)  Dios les dirá.    Ahora me esperan los cursos online y las videoconferencias por zoom y otras plataformas que son los signos de los tiempos que vivimos, espero tener vida, salud y lucidez para continuar.

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